Pequeños sin miedo al agua

Nadadores Precoces

Fecha: 13-04-2011

 

 

 

 

 

¿CONOCÍA LOS BENEFICIOS DE LA MATRONATACIÓN?

Andrea y Alba son compañeras de juegos acuáticos, aunque ellas no lo saben, pues son todavía unos bebés. Se encuentran, por lo menos, dos veces a la semana, aunque no se prestan atención las unas a las otras, ya que para las tres lo más importante es el agua y cuando toman contacto con ésta no hay más mundo para ellas que la piscina. Es el poder del agua, un medio en el que los más pequeños se encuentran a gusto, libres y cómodos.

Apenas son las seis de la tarde y Laura ya está inquieta. Patalea encima de su asiento en la parte trasera del coche que conduce Mabel, su madre. Sabe que en pocos minutos estará en el lugar que más le gusta: el agua. Tiene apenas siete meses y desde hace tres semanas acude, algunas veces con su madre y otras con su padre, a la piscina del gimnasio Aqua Record de Badajoz, a los cursos de matronatación, una disciplina poco extendida en Extremadura.

En el vestuario, cuando su madre le pone el bañador encima del pañal, ya empieza a jugar con una rana de goma verde. A los pocos minutos, acompañada de su madre y de la rana verde, se mete en la piscina. Nada más tener el primer contacto con el agua comienza a moverse, buscando en todo momento llamar la atención de su madre.

Dentro del agua Laura parece transformarse. Se mueve con seguridad, sonríe en todo momento y no deja de morder la rana verde. Una estampa que delata que no le da miedo el agua. «Se mueve como pez en el agua, nunca mejor dicho. En realidad, desde el primer día que llegamos le ha gustado, ahora cuando ve el bolso del baño, se pone contenta, porque sabe donde vamos», sentencia Mabel, mientras orgullosa zarandea a su bebé en el agua.

En tres semanas que llevan acudiendo a las sesiones de matronatación, Mabel asegura que ha sido tiempo suficiente para notar unos beneficios y actitudes positivas en su hija. «Antes era muy tímida, ahora es muy sociable, y aquí está aprendiendo a relacionarse con todos. También tiene más comunicación conmigo y con su padre y duerme y come mejor», afirma Mabel.

A los adultos nos sorprende la actitud de Laura en el agua, aunque para ella, en realidad, sólo se trate de volver a un estado en el que estuvo durante nueve meses. Durante la gestación, los bebés viven en un medio acuoso y por eso les encanta seguir en contacto con este medio cuando ya nacen y están fuera del vientre de su madre. Prueba de ello es que Laura se sumerge en el agua con los ojos abiertos y cuando sale a la superficie, bloquea el glotis, adoptando una posición fetal, dos actos reflejos de cuando estaba dentro de su madre, según nos confirma Yolanda, la monitora de estos cursos.

Media hora


Durante la media hora que dura la clase, Laura y Mabel no dejan de hacer ejercicios. Aunque sea objeto de todas las miradas por ser la más pequeña, Laura no es la única benjamina que acude a estos cursos en la piscina. Andrea también hace sus primeros pinitos en el agua. Ella lo hace acompañada de Luis, su padre. Es algo más mayor, pues tiene 26 meses, y toda una veterana en la matronatación. Empezó el pasado mes de octubre y aunque todavía no sabe andar por sí sola, en la piscina tiene una autonomía de la que disfruta, delatada por la sonrisa que permanentemente tiene en su cara.

Luis no le quita ojo en todo momento y sólo tiene halagos para la disciplina de la matronatación. Dice que se apuntó con su hija porque buscaban hacer una actividad diferente y para poder inculcar desde pequeña a su hija hábitos saludables como la higiene y el deporte. «Es increíble lo que se disfruta con ellos aquí», asegura Luis. Esto demuestra que en la matronatación no sólo beneficia a los niños, sino también a los padres, tal y como confirma Javier García, coordinador de natación del curso. «La matronatación fomenta la empatía y la interacción entre los niños y los padres, lo que se consigue en el agua, también se refleja fuera de ella».

Mientras Luis y Javier comentan la importancia de esta práctica, Andrea, ajena a todo lo que no es la piscina, no para de jugar con Yolanda, la monitora, y Alba, la otra niña que acude a estos cursos. Alba tiene quince meses y lleva seis compartiendo juegos acuáticos con sus padres, que se turnan para acompañar a su bebé. Hoy le ha acompañado Francisco Javier, su progenitor.

Alba no se separa de unos manguitos amarillos de goma y mientras flota gracias a ellos, no deja de batir los pies en el agua siguiendo las indicaciones de Yolanda. Su padre, orgulloso, observa a pocos metros de su hija, con los brazos abiertos y en actitud receptiva, cómo avanza su hija hacia él. Francisco Javier es un aficionado a la natación, un deporte que según él es muy saludable; por eso quiere inculcar a su hija desde pequeña la práctica, aunque confiesa que lo más importante es que la niña consigue una interacción social, es decir, consigue diferenciar la guardería, la piscina o la casa. «Ella está encantada y nosotros más. Pero para saber lo que se siente y lo que disfruta un niño en contacto con el agua, esto hay que probarlo», asegura.

Ya han pasado 30 minutos desde que comenzó la clase, un periodo de tiempo que se les hace muy corto, y las tres niñas apuran su estancia en el agua con la risa de sus padres de fondo. Hasta este momento, las niñas han sido 'sirenas' en la piscina. No han tenido miedo a nada y se sentían fuertes y seguras. Laura, Andrea y Alba salen del agua y sus padres las envuelven en sus toallas. Es entonces cuando las niñas muestran sin tapujos toda la vulnerabilidad y la fragilidad que conlleva ser bebé. A muy temprana edad el niño comienza a tener nociones de desplazamiento y distancia, lo que redundará en una mayor coordinación motriz.

Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el agua, se aumenta la eficiencia en la oxigenación y traslado de la sangre.

El agua estimula la capacidad de juego del niño y este hecho repercutirá muy positivamente en aprendizajes futuros.

Mejora y fortalece la relación afectiva y cognitiva entre bebé-mamá-papá. La realización de un programa acuático para un bebé le llevará, junto con sus papás a compartir situaciones ricas y profundas que no sucederán de otra forma.

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